Las horas
entrañables
se marcharon
al eco del reloj
tan insolente
que señala
el final de la noche
de esta barahúnda
rezago
de osadía
de música
de vino
de neblina curiosa
hurgando en los cristales
de poesía.
Cede paso al silencio
al descanso
al ensueño
arropada en tu cuerpo
Lo quiebra el petirrojo
con su voz filigrana
las matas de retamas
y el olor de la leña
encendida en las brasas
arropan las fragancias
de esta madrugada
Sin embargo
una rara nostalgia
nos empaña
Y me besas las lágrimas
esta rara nostalgia
se devuelve poblada
de sosiego infinito
hace que te ame más
mi amor, mi siempre amor
en esta madrugada
y toda la paz del campo
entra por los umbrales
de nuestra casa blanca
entrañables
se marcharon
al eco del reloj
tan insolente
que señala
el final de la noche
de esta barahúnda
rezago
de osadía
de música
de vino
de neblina curiosa
hurgando en los cristales
de poesía.
Cede paso al silencio
al descanso
al ensueño
arropada en tu cuerpo
Lo quiebra el petirrojo
con su voz filigrana
las matas de retamas
y el olor de la leña
encendida en las brasas
arropan las fragancias
de esta madrugada
Sin embargo
una rara nostalgia
nos empaña
Y me besas las lágrimas
esta rara nostalgia
se devuelve poblada
de sosiego infinito
hace que te ame más
mi amor, mi siempre amor
en esta madrugada
y toda la paz del campo
entra por los umbrales
de nuestra casa blanca